11.7.09

Gordos, feos y locos

Los políticos suelen ser feos y los directores de cine tienden a engordar. Eso es algo que cualquiera puede ver, aunque no sea posible (aún) demostrarlo con estadísticas. Lo que sí está documentado y acabo de leer en la revista de Turner es la cantidad de jugadores de ajedrez que han acabado chalados, en la casa de la risa en el mejor de los casos. Gustav Neumann, por ejemplo, uno de los cinco mejores del mundo, se retiró por una enfermedad mental trepidante y misteriosa; Carlos Torres-Repetto fue número uno en México hasta que una crisis nerviosa lo dejó fuera de competición y en la ruina; Raymonde Weinstein, después de quedar tercero en el campeonato de Estados Unidos, desarrolló esquizofrenia grave y lo encerraron; Johannes Minckwitz, un alemán en primera línea, se tiró de cabeza a las ruedas de un tren... Me quedan bastantes más, y paso por alto a Bobby Fisher (en la imagen con 13 años, contra 21 señores a la vez).

Cuando acabo el artículo creo entender qué pasa aquí: se murieron de gusto el día que descubrieron que el ajedrez es un juego que prescinde del azar, la fiebre positivista les llevó a inventar una máquina -Deep Junior- con "inteligencia humana" que hizo tablas con Kasparov, y de ahí los informáticos dedujeron que habían "cruzado el umbral". Me desconcierta tanto método científico y tan poco tino con las conclusiones. A mí lo que me parece obvio es que quienes "cruzan el umbral", a veces, son las personas, sobre todo cuando creen que su mente puede con todo.

4 comentarios:

kriptonito dijo...

¿Lo de cruzar el Umbral va con segundas?

Ana Portolés dijo...

Qué va, lo escriben así en el artículo, como diciendo que la inteligencia de las computadoras había salvado toda la distancia con la humana. ¿A qué te refieres tú?

Ana Portolés dijo...

Ja, ja. Ah, vale... Tsk!

kriptonito dijo...

je

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