22.7.09

Aberrando que es gerundio

Creo que fue a mediados de los 90 cuando alguna cadena privada osó interrumpir por primera vez el telediario de las tres, hasta entonces sagrado como una misa, para meter anuncios. "Es el fin", pensé entonces. Menuda ilusa. Pero hay que entender que por esas fechas aún no había entrado en un urinario público con la puerta forrada de propaganda, ni en una parada de metro invadida por un sponsor desde las escaleras hasta los bancos del andén, ni en un festival que se llamara igual que una cerveza, ni en un teatro que se hubiera cambiado el nombre por el de un helado con nueces de macadamia.

Odio la publicidad con todas mis ganas. De pequeña me gustaba algún anuncio porque en los 80 éramos audiovisualmente muy impresionables, pero ahora mismo me dan todos un asco bastante similar. De seguir todo como hasta ahora, mi postura hubiera sido la de siempre: que diserten o actúen otros, que yo ja ho tinc coll avall. Pero acabo de conocer la existencia de esta aberración interestelar y necesito que alguien me diga que no soy yo, que son ellos los que están como un cencerro, los que no respetan nada, los que no se dan cuenta de lo insignificantes que son y de la chapuza tan grande que están a punto de hacer. Asquerosos. Inconscientes. Ojalá no os crezcan más las uñas ni las cejas y todas vuestras hijas nazcan con cara de mazapán.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

a mí a veces me parecen más interesantes los anuncios, fíjate tú!
un beso.
mar(hu)

Ana Portolés dijo...

En la tv no te digo que no, pero en la luna me parece más interesante lo que viene siendo la luna, llámame rara... Besos!

marta dijo...

la verdad, estar en la luna siempre se agradece.

Anónimo dijo...

Si algún día me encuentro ante semejante tesitura, a Autocontrol pongo por testigo que abandono la profesión.

Besos!
Helen

Books'n'roll